Estos últimos días en clase hemos estado viendo la película/documental Vals con Bashir, película que me ha motivado para escribir en el blog.
Para empezar, comenzaré diciendo que en la película se nos muestra una cara muy distinta a la que normalmente nos enseñan las películas bélicas. Aquello del héroe de guerra y demás acciones épicas no las encontraremos aquí. Vals con Bashir es una película más bien orientada al mundo del documental ya que recoge los diferentes testimonios de los amigos del director Ari Folman que le van ayudando a recordar momentos que él mismo vivió en la guerra de Líbano de 1982 y que tal vez su memoria no ha querido recordar.
Me sorprende como los soldados, en su mayoría jóvenes, en casi todo momento de la acción no saben muy bien a dónde ni a quién disparan, la gran parte de las veces, disparan por miedo a la muerte. El mismo Ari Folman lo reconoce y además nos dice que después de 2 años de adiestramiento no estaba capacidtado para llevar a cabo misiones de guerra. Lo cierto es que Ari era muy joven cuando fue a la guerra, tan solo 19 años. Estos soldados son casi convertidos en máquinas de matar, que matan por no ser matados y luego se dan cuenta de lo que han hecho y después de cada muerte, el silencio. El silencio de la muerte que llega cuando no se sabe muy bien porque se mata. Especialmente sobrecogedora la última escena de la película en la que nos enseñan unas imágenes, esta vez reales, de la masacre de Sabra y Chatila y de nuevo el sonido de la película se detiene y vuelve el silencio de la muerte.
En la película se ve claramente como absolutamente todos están en peligro de morir y que solo el azar será quien pondrá la bala en tu compañero o en tí. y la facilidad con la que puedes morir o quedar herido de por vida.
No obstante, el dolor o las heridas físicas no son las únicas a las que estos soldados están expuestos ya que hay una gran posiblidad de sufrir daños psicológicos despues de bombardear ciudades, fusilar enemigos o matar inocentes. Posiblidad de daños psicológicos que se engrandece cuando la edad de estos soldados no sobrepasa la de 20 años en su mayoría. Pero no solo las personas son los objetivos de estos soldados, también son ordenados a hacer todo tipo de destrozas. Por poner un ejemplo, en la película nada más empezar un amigo de Ari recurre a él para pedirle ayuda ya que desde hace casi dos años no deja de soñar con 26 perros que le persiguen todas las noches en sus sueños. Estos sueños provienen de una misión en la que su regimiento tuvo que asaltar un pueblo y los perros eran quienes avisaban al pueblo del peligro de los soldados por lo que al amigo de Ari le ordenan que acabe con estos 26 perros, 26 disparos que recordará para siempre como una enorme herida y remordimientos en su mente.
Lo ideal sería que hechos como este no se repitieran de nuevo, pero nada más hay que echarle un vistazo al telediario para ver que se siguen repitiendo constantemente enfrentamientos ya sea entre estados o enfrentamientos internos. El ser humano continúa su asombrosa autodestrucción y es más que una utopía pensar en un mundo sin guerras.
Ficha técnica
Ficha técnica
Título: Vals con Bashir
Título original: Waltz with Bashir
Dirección: Ari Folman
Guion: Ari Folman
Música: Max Richter
Montaje: Nili Feller
Año: 2008
Duración: 90 minutos
País: Israel
Género: Documental, biografía, animación.
Estudio: Bridgit Folman Film Gang, Golen Distribución
Distribución: Sony Pictures Classics
Presupuesto: 2.000.000 $
Recaudación: 8.107.724 $
Fecha de estreno
España: 20 de Febrero 2009
Reino Unido: 21 de Noviembre 2008
Argumento
En el año 1982, Ari Folman fue a los 19 años soldado de infantería en las Fuerzas de Defensa de Israel. En 2006, se reúne con un amigo que hizo en su período de servicio militar, quien le cuenta que sufre numerosas pesadillas que parecen estar relacionadas con algo que sucedió en la Guerra del Líbano de 1982. Folman, que también participó en dicha guerra, se sorprende de no recordar nada de ese período. Al cabo de unas horas, le viene una flash sobre la noche de la masacre de Sabra y Chatila, siendo la primera imagen que logra ver, aunque duda sobre la veracidad de la misma. Dicha imagen empezará a volver a su cabeza cada vez con más frecuencia sin poder a llegar a descifrarla, donde aparece él y sus amigos de la unidad bañándose en la orilla del mar en Beirut, mientras caen bengalas suavemente iluminando la oscura noche, dejando a la vista los edificios destrozados cercanos a la playa. Folman se apresura a reunirse con otro amigo suyo con quien sirvió en el Líbano, quien le aconseja que investigue lo que pasó hablando con sus antiguos compañeros para ver si puede recuperar su memoria sobre los hechos allí ocurridos.
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